jueves, 7 de marzo de 2024

Hölderlin, poesía y pensamiento. O somos un signo sin interpretación

Somos un signo sin interpretación
Somos un signo sin interpretación


 

El título de este libro que reúne ensayos en torno a la figura del alemán es bastante preciso: hay una línea que los une a todos tratando las cuestiones fundamentales de la vida (su vida), del ser en general, de la patria o la memoria, etc; en las que Hölderlin tocaría lo que es el lenguaje y sus límites y cómo la creación literaria se encarga de algunos aspectos a los que el pensamiento (o la filosofía) no llega. Por ejemplo, en el ensayo titulado de Hölderlin y el idealismo, de Johann Kreuzer, el lenguaje expresado en el lenguaje del arte, en la poesía, es el que cumple la función de encontrar las palabras para delimitar el recuerdo "el arte del lenguaje se convierte en la lógica temporal del recuerdo". Hay una disputa entre lo que sería la intuición intelectual, que Hölderlin no considera la forma suprema de la consciencia. Trascendental, en cambio, serían las figuras que aparecerían sensorialmente (capaz de residir fuera, con una fuerza mucho mayor). Por tanto, la sensación trascendental sería lo que la poesía formaría dándole realidad.

Yo siempre me sentí afín a Hölderlin precisamente en su oscilante dualidad. Creo, firmemente, que los seres contradictorios son los que más nos pueden aportar dando luces y sombras por igual a través de sus pesquisas. Fue una cita de Hölderlin, allá por el año 2004-2006, no estoy segura a partir de qué momento preciso entró a mi vida, la que me dio a conocer su obra. Hablaba sobre la pugna del corazón y las ideas, entre la razón y la pasión. No recuerdo la musicalidad exacta de la cita, pero sí la sentencia final: si los muestras juntos te maldicen. Siempre me sentí afín (también) al idealismo sobre todo en este reivindicar de lo sensorial, de lo que tiene de trascendente una emoción o cualquier reminiscencia percibida a través de los sentidos, previamente almacenada y procesada por nosotros.

En estos ensayos nos encontramos también con un contorno del personaje Hölderlin que puede gustarnos para trabajar sus textos: Hölderlin paria, Hölderlin peregrino, Hölderlin jacobino, Hölderlin no jacobino, Hölderlin patriota, Hölderlin contradicción... Pero yo me quedo con el Hölderlin que coge la tragedia como pretexto para indagar en el tiempo y la memoria. La tragedia griega fue su fascinación, de hecho la estudió a fondo y llegaría a escribir su obra Empédocles, donde refleja su estilo teatral. Pero es en sus estudios de Sófocles donde encontramos los conceptos que más le caracterizan: la construcción de un héroe trágico y los recuerdos como territorio poético. El desarrollo del tema de la memoria (los recuerdos en poetología) es tratado tanto en el ensayo mencionado arriba de Kreuzer como en el de Anacleto Ferrer de Hölderlin ante la Revolución, además de delimitar ese espíritu fluctuante afín al republicanismo y la lucha afrancesada. 

Digo que su idealismo me compete por el subtítulo que he elegido: somos un signo sin interpretación. Manuel Barrios Casares en Hölderlin: la revuelta del poeta, se encarga de subrayar eso que nos gusta de él: que promulga la preeminencia de la metáfora con respecto al concepto, porque su plasticidad (la metáfora es proteiforme) se adecua más al dinamismo de la existencia, todo fluye, todo muta.


Un signo somos sin interpretación.

Tomarnos por un signo que no posee interpretación única, propia y definitiva, supone, por lo demás, asumir una concepción de la existencia humana como modo de ser radicalmente metafórico, translaticio.

martes, 6 de febrero de 2024

"La filla estrangera", de Najat El Hachmi

 "La filla estrangera", de Najat El Hachmi



He empezado esta novela para el curso del Cefire sobre clubs de lectura “Club de lectura: creació i dinamització” que acabará el 10 de marzo de este año, 2024. No he podido ir a ninguna biblioteca a hacerme con una versión en papel puesto que me ha sorprendido en medio de los últimos días antes de dar a luz, en los que no me podía mover (no me podía mover desde noviembre, en realidad, sólo que las últimas semanas ya me costaba moverme dentro de casa e incluso para girarme en mi propia cama). La niña se me adelantaba más de tres semanas, casi un mes, sabía que no podía seguir apretando en mi bajo vientre, sin poder sentarme para nada, ni sentada en el coche podía ir yo… Aquí dejo una foto de ayer, en mi posparto real, una semana cumplimos hoy de salir del hospital, ella cogiéndose fuerte a mi, mi barriga y su diástasis enorme:





Entonces, me he tenido que conformar con utilizar una versión en castellano que estoy leyendo en pdf. Tras esta justificación, voy a pasar a mencionar algunos datos que creo que son relevantes y de los que no quiero olvidarme, para cuando llegue el día de comentarlos poder tenerlos frescos:


La hija extranjera pone de protagonista la voz de una chica marroquí adolescente que quiere emanciparse de su entorno porque se cuestiona muchos aspectos de su vida condicionados por su cultura: es una chica que lee a Nietzsche y a Fromm, que no tiene prisa por casarse ni formar familia a temprana edad, que no está dirigida (en su fuero interno) a llevar una vida de cuidados caseros, y que en base a un monólogo silente repasa aspectos de su vida en base a recuerdos con su madre y reflexiones sobre otras mujeres de su entorno en Marruecos.


  1. El dilema de la lengua:


El primer tema importante que veo es el de la lengua. Ella empieza en las primeras páginas haciendo reflexiones metaliterarias sobre el uso del lenguaje y la incapacidad para reflejar una realidad de un contexto en particular si no se usa la lengua que envuelve ese recuerdo. 


Me recuerda al análisis que hice de una obra llamada El entenado de Juan José Saer y para ello me voy a citar a mí misma en la revista Románica Silesiana (https://bazhum.muzhp.pl/media//files/Romanica_Silesiana/Romanica_Silesiana-r2015-t10/Romanica_Silesiana-r2015-t10-s228-235/Romanica_Silesiana-r2015-t10-s228-235.pdf ):


En cuanto al lenguaje, se produce otra escisión. El lenguaje desconocido es un elemento alienante y el de los colastinés se describe como bastante particular : no utilizan verbo ser ni estar, sino solo el verbo parecer. Ese verbo también hace alusión a conceptos negativos como el enemigo, el eclipse y otros… 




En El entenado el protagonista acaba en una isla en la que los habitantes tienen un lenguaje que refleja su cosmovisión, es el subrayar esta lejanía de pensamiento la que prevalece a la hora de analizar un lenguaje exótico: con palabras de nuestro lenguaje foráneo no llegamos a apresar el significado de sus realidades, es necesario usar su propio lenguaje para poder delimitar mejor, ser más precisos. La protagonista de La hija extranjera lo recalca también en diferentes momentos. Al mismo tiempo, presta atención al carácter efímero de su lengua natal cuando lo oye en otras: “...lamento constatar que nadie reproducirá nunca la charla apresurada de estas señoras en ningún libro, por el simple hecho de que utilizan una lengua que es del todo ajena al papel y se transmite por el aire sin dejar rastro alguno”.

La preocupación recurrente de la protagonista por la palabra adecuada y por no encontrar equivalentes es muy relevante a lo largo de casi cada una de las páginas. Se explica muy bien la importancia de la palabra precisa cuando hay expresiones que significan algo opuesto o muy diferente cuando se traducen de manera literal desde una a otra lengua: 

“...en el colegio nos explicaron que había un día dedicado a todas las madres, que las teníamos que felicitar y agradecerles todo lo que hacían por nosotros, su esfuerzo y su sacrificio. Llegué a casa entusiasmada con la idea, gritando muy ilusionada: «Madre, hoy es tu día» y ella, desprevenida y atareada, me dio un buen chasco: «¿Qué pasa, acaso quieres que me muera?».”



  1. La identidad:


La historia del entenado es una historia de identidades. Se puede decir que todos somos entenados, parias, a medio camino entre uno y otro lugar, extranjeros que continuamente nos vamos formando, vamos construyéndonos, que esa construcción se hace siempre dependiendo de los otros, que a veces tenemos que hablar de diferencias y de memoria en la construcción de esta identidad. 



Me sigo citando y vemos que la reflexión corresponde también a la novela que estamos tratando: la chica es una paria, una mujer cuya identidad se va cuestionando, se va increpando y va recordando mientras va delimitándose y afirmándose en dónde está y dónde deja de estar. 

Es la visión de una chica que se encuentra fuera, al margen, que no se siente pertenecer ni siquiera a su propia cultura por los elementos en los que no conecta. Es también alienante consigo misma, con su aspecto (se plancha el pelo, por ejemplo, esconde su identidad).


  1. Honor, virginidad y placer:


Es curioso que se vuelvan a esos temas una y otra vez cual círculos concéntricos: parece ser el principal motor que hace que la chica quiera despegar de su entorno de origen: es una chica que descubre el placer en solitario y habla de que en su cultura no hay cabida para tal hecho y que su virginidad no le pertenece, sino que, cual historia de la época medieval española, el honor recae en sus progenitores, quien son los que deben salvaguardarla.

“¿El arte de amar? Ya lo practicarás cuando te cases, cuando estés tranquila, sin toda esta gente que, desde hace tiempo, se preocupa por ti, por tu reputación, la de tu madre sola contigo, la de tu virginidad y tu honor. Una vez casada te dejarán tranquila y ya podrás hacer lo que quieras.”

La única salvación vendría a ser a través de otro hombre, no por ella misma. Por eso decide marchar y ser la protagonista de su vida.


El placer es también un placer indecible: aquí se conecta con el tema de la lengua:

“¿Placer? Ni siquiera sé decir esa palabra en la lengua de mi madre. Ni siquiera sé si existe en la lengua de mi madre. Ni placer, ni deleite, ni éxtasis, ni nada. Y aún menos orgasmo. ¿Cómo puedo hacer que entienda el placer que siento por esas cosas extrañas y poco usuales? Por cosas pequeñas, cosas que pasan totalmente desapercibidas para el resto de la gente, que temo que un día me desborden del todo, que me hagan salir de mí misma, pero no de rabia sino de puro placer. Así soy, esto es lo que soy. Me siento, de repente, huérfana de palabras, expulsada de la lengua“.



Intertextualidad:


-El personaje de Mumna recuerda a La Celestina

-En caso de abordar este texto para trabajar en clase con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) podría hacerse una lectura comparativa con otras novelas de autoras que cuentan realidades de desigualdad de la mujer en sus culturas de origen. Es el caso de Kim Ji-Young, nacida en 1982 de la autora Cho Nam-Joo (reseñada en este blog). Se podrían analizar desde el quinto objetivo: Igualdad de género y llevar a reflexión sobre la realidad de mujeres y niñas en otras partes del mundo.


Avanzando en la lectura veo que el inicio no se desvela hasta la página 74, que es el momento en que te explican que ella decidió no abandonar a su madre, que al final no se había fugado. Páginas anteriores vemos que la protagonista va a acceder a un matrimonio por conveniencia con su primo hermano y que ya está viviendo en Cataluña con su madre y hacen trámites para la reagrupación familiar. Se intuyen rasgos autobiográficos en la construcción de la historia y personaje protagonista por parte de su autora.







sábado, 20 de enero de 2024

Individualidad, Schopenhauer, Houellebecq, yo y Huevos crudos

 

Aquí estoy yo en la cama, medio de lado, leyendo y escribiendo torcida, como mi escoliosis y mi árbol del pie, como mi embarazo y mi memoria (parodiando a Celan "amapola y memoria"), que pensaba que ya había reseñado hace tiempo este libro, al que he ido sorbiendo una y otra vez, royendo, mejor, agujereado mil veces y vuelta a agujerear. Porque no sé si a ustedes les pasa lo mismo, pero cuando retomas un libro te has olvidado de varios pasajes y cuesta ponerte otra vez o continuar si no lo relees todo... Es lo que me ha pasado con este mini ensayo de Houellebecq sobre Schopenhauer, que lo leí hace tiempo, lo tuve por ahí, quizá lo leí en desorden, los capítulos que más me interesaban primero y cuando lo he cogido otra vez incluso encontraba fragmentos enteros que no me sonaban de nada...así debe ser un queso Gruyere, aire como túneles que no se ven a simple vista, vacíos que tú mismo has colocado ahí.

Memoria y libros es como memoria y vivencias. Libros = vivencias.

También huelga decir que la memoria de una embarazada va como va y mis dolores han sido enemigos de la lectura estos meses. Mi voluntad (¡voluntad! palabra favorita de este libro, cuando en otros sitios se quejan de palabras repetidas dicen que hay que beberse un chupito cada vez que aparezca... en un par de capítulos de este mini libro podría hacerse este juego para los bebedores más houellebecquianos, no es mi caso, ni por antidionisiaca ni por ser marielena, la que prefiere Coca cola). Decía que mi voluntad se ha visto desterrada muy fuera de mis dominios al no ser yo la que controlaba del todo mi cuerpo, al menos no como estoy acostumbrada a controlarlo. La hibernación no es compatible a la lectura, sobre todo con los libros físicos, reales, palpables, que son con los que topamos en estado de vigilia (he soñado que leo libros, pero son libros intangibles).

Hablaré del libro en sí, muy sucintamente, creo que lo que pesa es más mi contexto con el libro que el libro en sí, no sabía que esto sucedía hasta que me he puesto a escribir sobre él. Houellebecq era fan de Schopenhauer y lo traducía, incluso se vio muy influenciado por él en sus primeras obras. No se sabe si fue primero el huevo o la gallina, si ya había un germen schopenhauariano en él y simplemente reconoció su mismo sentir en otro o si, por el contrario, fue el pesimista quien inoculó el germen en Houellebecq. En cualquier caso, las notas que hace en este ensayo son interesantes, sí que da su opinión sobre ciertos fragmentos de Schopenhauer y más o menos tienen una línea a seguir: la vida, el destino, la búsqueda de la felicidad, la falsa felicidad, la distinción entre talentosos y corrientes, el arte, etc. Sobre la muerte no hay y eso he echado en falta, pero sobre el individuo diría que es el tema principal.


En esas lecturas estaba, cuando Almendra eligió una serie japonesa de un huevo crudo llamado Gudetama. Me extrañó que en Japón comieran tanto huevo crudo en distintos platos. Pero más me extrañó el momento filosófico de las bolitas de caviar preguntando por la individualidad. Por supuesto, lo relacioné con el libro que estamos comentando:

La mitad objetiva del presente y de la realidad está en manos del destino, y, en consecuencia, es cambiante; la mitad subjetiva somos nosotros mismos, y, por lo tanto, es en esencia inmutable. Pues la vida del hombre, pese a los cambios exteriores, suele tener siempre el mismo carácter, y puede compararse con una serie de variaciones sobre un tema. Nadie puede salir de su propia individualidad.


Así de grave y sentencioso. Y va a ir a más en su sentencia. Me gusta lo tajante que es Schopenhauer, estoy segura de que vomitaría sobre la gente de ahora y les llamaría idiotas, aunque creo que no se sorprendería, hay muchos temas en los que fue visionario, sobre todo en su concepción de arte y tragedia, considerando que la peor de las representaciones de la tragedia no venía del tema destino impuesto, sino de lo más cotidiano... y ahí es donde radica lo verdaderamente siniestro. 

El destino no es el gran monstruo al que debemos temer, sino a nuestra propia idiotez:

Así está claro hasta qué punto nuestra felicidad depende de aquello que somos, de nuestra individualidad, mientras que casi siempre solo se toma en cuenta nuestro destino, es decir, aquello que tenemos o que representamos. El destino, sin embargo, se puede mejorar; y, si se goza de riqueza interior, no hay que pedirle mucho; en cambio, un bobo será bobo por el resto de sus días, y un zoquete será un zoquete aunque esté en el paraíso y rodeado de huríes. 



 

miércoles, 10 de enero de 2024

Mis propios mitos

Quería distinguirme de ciertos mitos que tenía, presunciones y condicionantes... al ponerlos por escrito, como hechos que he ido descubriendo a lo largo de estos meses. 

Mis descubrimientos anuales 2023 se pueden resumir en dos temas, básicamente:

-Aunque te digan que cada embarazo es diferente no te vas a poder imaginar hasta el punto de lo diferente que puede ser, ni con respecto a una misma ni con respecto a otras mujeres.

En este sentido, por ejemplo, con lo que conlleva la crianza de un bebé a mi siempre me ha molestado darle el pecho a mi hija delante de la gente y no es algo que quiera imponerle a nadie, pero la voz común ha sido criticarme a mi por encerrarme en el baño y preferir esa incomodidad que la incomodidad de estar rodeada de otros mientras amamanto. Creo que mi posición es poco habitual, pero es la que tengo y así lo siento yo. Para mi amamantar fue (y ya he decidido que esta vez no lo haré) un momento con mi hija, algo especial pero no para los demás, casi ritualístico. También haber hecho una lactancia materna exclusiva y prolongada hasta más allá de los dos años y medio de la vida de Almendra me da el cupo para siempre y me llevo un buen recuerdo. Cuando no era obligada a darle el pecho delante de nadie, que es lo que se lleva ahora y se da por asumido que es lo que quiere toda madre, cuando algunas preferimos el recogimiento.

-Si todo ocurre al mismo tiempo y el tiempo es un conjunto de líneas paralelas que, si bien, no se tocan, se resienten en el agujero o conexión que tienen cuando coinciden en la misma altura de la línea de abajo o de arriba. Con resienten me refiero a conectarse de alguna extraña manera parecida al déja vu, por ejemplo, cuando conoces a una persona que luego será sumamente importante en tu vida el hecho de que te atraiga es porque ya la has conocido, al mismo tiempo que la estás conociendo estás ya teniendo hijos con él o haciendo un viaje memorable. La tragedia y el amor potencian ese primer encuentro haciéndote sentir que "es como si lo conocieras de antes" o simplemente, no sabes por qué, pero te atrae.



Mi hija se estira a mi lado y tengo el convencimiento
-alivio-
de que toda esa sangre sirvió para algo
(sangre menstrual).
Tengo 41 años.
A mi florecimiento le queda poco,
cuando no de más frutos
irá hacia otro estado 
quizá más vulnerable
nunca se es tan vulnerable como cuando se ama.

La niña grande
y la que se revuelve dentro de mi
me ponen contra las cuerdas del presente
en el cuadrilátero donde se enfrentan mis ingles 
y solo hay dolor.


miércoles, 22 de noviembre de 2023

Vargas Llosa y Francia

 “Un bárbaro en París”, es el libro de Vargas Llosa que mi mente había renombrado como “Recuerdos de París” y por eso me quedé pensando en lo inexacto del título, pero claro, es que ese no era el título original… Y dándole vueltas a mi fallido recuerdo pensaba además en que este compendio de artículos de tono ensayístico-literario trata sobre diferentes retazos de cultura francesa y, sobre todo, de literatura francesa, que salpican en la vida del escritor peruano animándolo a hacer una remembranza y análisis de distintas figuras como Víctor Hugo, Dumas, Flora Tristán, Gauguin, Louis Ferdinand Céline, Flaubert, Simon de Beauvoir, Sartre, Camus, Bataille, Revel y alguno más. Quiero decir, ante todo, que es de mi interés la temática de la recepción peruana de estos autores por ser yo misma compatriota del que escribe este libro y que es un tema que ya me había llamado la atención en distintos momentos de mi vida. Sobre todo cuando empecé a leer a los clásicos y encontraba constantes alusiones a ciertos escritores franceses. Incluso cuando leía literatura rusa era frecuente la mención de rasgos y características de lo afrancesado (la politesse, la literatura encabezada por Tolstoi como piedra angular, las palabras en francés que salpicaban los textos rusos, etc). Culturalmente e históricamente lo francés tenía gran impacto en la literatura rusa del siglo XIX. Por mis aficiones, pues, llegué a la conclusión de que “lo francés” me llamaba con señales y, posteriormente, al encontrarme con la literatura latinoamericana del XX ya fue un canto evidente de sirenas. Dándome a conocer el surrealismo peruano, yo misma pude adentrarme en la literatura francesa, inevitablemente cruzada con este surrealismo. César Moro, Emilio Adolfo Westphalen, incluso César Vallejo y muchos más acabaron en las salas de París, en los cafés, compartiendo moda con Breton y viviendo, ante todo, esta pulsión de la que habla Vargas Llosa: lo internacional que confluye en París, como Meca y lugar de encuentro para gentes de todo el mundo, y como lugar iniciático, ante el que debías de pasar si tenías intención de ser realmente un escritor. Vargas Llosa, pues, sintió también esta llamada de sirenas, pero en una época en la que él mismo debía hacer el peregrinaje que otros tantos hacían. En los años cincuenta, sin internet, sin esta inmediatez del contacto por click con cualquier persona o información de “al otro lado del charco” no había otra opción. El arequipeño no se graduó en la Sorbona, pero sí llevó algunos cursos con el mismísimo Roland Barthes, del que cuenta una anécdota simpática:


“como el del grupo Tel Quel, organizado bajo el influjo del brillantísimo sofista Roland Barthes, uno de cuyos cursos del tercer ciclo en la Sorbona seguí con una mezcla simétrica de fascinación e irritación. Barthes se escuchaba hablar, tan embelesado de sí mismo como lo estábamos nosotros, sus oyentes, y contrarrestaba su enorme cultura con soberbias dosis de frivolidad intelectual.”


Decía que “dándome a conocer” a los escritores surrealistas peruanos llegué a los franceses. Es preciso que se entienda que este aparente impersonal es un primera persona del singular: yo me di a conocer a mí misma, me suministré y llegué por mis propios medios. Uno me llevó a otro. Alguna cita en la cabecera de un poema. Algo de indagar y cavar hacia lo hondo en los tratados y principios de moda, de los movimientos que eclosionaron a comienzos del siglo XX. Vargas Llosa coge con gusto a algunos de estos franceses según su peruanidad, también, según su relación con Perú: en Flora Tristán y Gauguin es evidente. En este último, el más “bárbaro” de todos los que reseña, puede que se albergue la sustancia del espíritu que reivindica de París: aquí Gauguin busca lo salvaje porque es vida, como lo francés vivifica y llama a vivir si leemos con atención a Sartre y Camus. De ahí la decepción por la literatura del primero y el carácter indómito (para no adherirse a ningún equipo) del segundo. 






No pongo una foto de Vargas Llosa siendo un bárbaro en París, pero pongo a una María Elena (yo) siendo una primitva en Chartres. Las primeras veces que descubrí París e hice pequeñas excursiones, de ahí quedan fotos en las que también aparezco como una sobreviviente tras un ataque nuclear, por eso me gustan y por eso tiro de archivo y decoro las palabras con una foto en blanco y negro que recuerda a lo que Vargas Llosa nos quiere decir de lo salvaje:


"La civilización había matado la creatividad, embotándola, castrándola, embridándola, convirtiéndola en el juguete inofensivo y precioso de una minúscula casta. La fuerza creativa estaba reñida con la civilización, si ella existía aún había que ir a buscarla entre aquellos a los que el Occidente no había domesticado todavía: los salvajes."



viernes, 9 de junio de 2023

El gabinete de un aficionado de Georges Perec





Las mejores historias son las fingidas, las que dentro de un mundo te cuelan otro y otro ad infinitum. Las mejores historias son las que te toman el pelo. Y si tienen que ver con identidades creadas, dobles, o alter egos, más aún.

Este libro lo tiene todo. En el meollo está el arte: me acuerdo del Josep Torres Campalans que se inventó Max Aub y creo que Perec traza mundos en esa dirección. Pero incluyendo una muñeca matrioska de la que abrirás una detrás de otra. Cada cuadro una historia, la historia de su legitimación. Vamos por partes:

Siempre me llamó la atención el concepto del mise en abyme. Es algo de lo que he escrito mucho, sobre todo tras una sobredosis de sueños: la simbología onírica suele tener componentes del mise en abyme. Si no me has tenido de profesora de castellano, te pego el concepto de la wikipedia:

Mise en abyme, traducida literalmente quiere decir «puesta en abismo», se refiere al procedimiento narrativo que consiste en imbricar dentro de una narración otra similar o de misma temática, de manera análoga a las matrioskas o muñecas rusas, una forma fractal de metaliteratura. En la historia del arte occidental, la mise en abyme es una técnica formal que consiste en colocar una copia de una imagen dentro de sí misma, a menudo de forma que sugiera una secuencia infinitamente recurrente.


Perec utiliza esta alegoría para hacer una profunda reflexión sobre la obra artística: toda obra es reflejo de otra. Es decir, es un espejo, de alguna forma: "Un número considerable de cuadros, si no todos, solo adquieren su verdadero significado en función de obras anteriores que se encuentran en él", dice en "El gabinete de un aficionado", y podemos pensar que es inevitable ver en cada obra reminiscencias, guiños, homenajes, directos o indirectos, a piezas anteriores, que lo mismo pasa tanto en literatura como en pintura, y que una forma de verlo plásticamente es el mise en abyme que hay en "El Matrimonio Arnolfini" o, incluso, en el reflejo tramposo de " Un bar del Folies Bergère". Así, también pasa en el cuadro que describe Perec y que es el pilar de la novela: en el cuadro está el autor, mirando sus cuadros. Pero también un reflejo del espejo central en el que sale toda la estancia de él mirando los cuadros y así, unos dentro de otros. Pero, por si fuera poco, los reflejos juegan a trastocar elementos y no son copias idénticas, casi idénticas, pero con detalles cambiados: aquí un lazo amarillo en vez de rojo, allá un hombre gordo en vez de flaco, etc. Siniestro es el doble dentro de un espejo, me parece haber dicho alguna vez, pero más siniestro es el mundo del revés en el que todo es igual, pero ligeramente diferente.

Es curioso este Perec juguetón, más en consonancia de su amigo Queneau, y muy distante de la apatía emanada en "Un homme qui dort", mi primer flechazo con el autor de "La vida, instrucciones de uso". Este librito es un apéndice del cosmos de la novela que acabo de mencionar, pero susceptible de abrir otros cosmos dentro de ella, tal cual hacía Javier Aranda con sus títeres en "Parias", espectáculo reseñado por mí en este blog hace años.

"Como si al pintar la propia historia de sus obras a través de la historia de las obras de los demás, hubiera podido, por un instante, parecer que perturbaba el orden establecido del arte, y reencontrar la invención más allá de la enumeración, el chorro más allá de la cita, y la libertad más allá de la memoria".

Esta cita reivindica el factor de creatividad que hay en la imitación, como lo que otras veces hemos leído en Borges o Vila Matas... Aquí, en "El gabinete..." se puede decir que se ve la teoría puesta en práctica, cómo sería un arte sublevado y que al mismo tiempo nos hace participes en su juego.

Por último, apuntar la definición de gabinetes de aficionado, concepto existente:

Las pinturas que comúnmente se llamaban "gabinetes de aficionado "(kuntskammer), cuya tradición nacida en Amberes a finales del XVI, se perpetuó sin decaer a través de las principales escuelas europeas hasta mediados del XIX, fundaba el acto de pintar en una dinámica reflexiva que sacaba sus fuerzas de la pintura ajena. 




jueves, 4 de mayo de 2023

Transhumanismo de editorial Taugenit





Cuando se puso de moda Black Mirror siempre teníamos anécdotas en las que el miedo a lo desconocido (del futuro) quedaba en un telón de fondo. Cada historia rezumaba esta incertidumbre con una nota alarmante ¿estaríamos preparados para esto? parecían decirnos como mensaje.

Luego llegaría Years & Years, en la que aparece una transhumana, que harta de las limitaciones de ser una adolescente común y corriente, quiere llegar a un nivel superior su relación con el móvil y las tecnologías: fundirse completamente con ellos, ser una trans, pero no transexual como sospechan sus padres cuando ella les dice que tiene algo que contar, sino una transhumana, de camino a convertirse en ciborg.

Con chatgpt, openai, vuelve a estar en la palestra el transhumanismo, el futuro cercano que nos espera, en el que unas inteligencias artificiales tienen cada vez más protagonismo y amenazan nuestros puestos de trabajo, o que nosotros ante ese panorama aún incierto, aún borroso porque no sabemos cómo va a mutar, elucubramos de distinta forma. Ya tenemos el referente de Her, la película de Joaquin Phoenix en la que se enamora precisamente de una inteligencia artificial muy parecida a la que se está empezando a desarrollar para todos nosotros.

En este libro nos abordan con preguntas: ¿para qué queremos conseguir ser ciborgs? ¿para qué el transhumanismo? sobre todo nos advierten de que quizá estamos dejando de lado la pregunta por la finalidad y la causa y que sólo nos estamos centrando en la interrogante de qué es lo que nos puede traer el futuro.

El transhumanismo se define en medio de todo esto como una salida al problema de la existencia, una especie de "salvación laica". Puesto que se contraviene con el paraíso de los creyentes, ya que estaría en la tierra, y se opone también al callejón sin salida de los ateos, para los que la Nada sería nuestra última y única opción, el transhumanismo deja una luz al final de ese túnel de escepticismo: puede que no tengamos que ser mortales.

Al final nos recuerdan las opiniones de algunos filósofos y teóricos del lenguaje, como José Ortega y Gasset o Peter Sloterdijk, para quienes el papel de la técnica es primordial a la hora de teorizar sobre cómo se adapta el hombre al medio: para Ortega y Gasset el hombre no se ha adaptado al medio sino que ha hecho de la naturaleza y su entorno un lugar adaptable a la medida de sí mismo. Éste sería el papel de la técnica para él.