Me siento extraña
como cuando enrarezco con mi presencia
el ambiente de campanas y olor a gente de bien
una mañana de domingo.
Altero, perturbo, doy otra vergüenza
a su armonía
y engaño desde mi banco,
aparentemente un banco que no me esconde.
Estamos llenos de extrañezas poéticas, sin duda.
ResponderEliminarBesos.