miércoles, 29 de julio de 2020

Para Celan lo que es Almendra

Di tu nombre, di tu decir. Que sea sombra.
¿Quién pronunciará su nombre el último?
Sólo allí entraste en el nombre que es último.

Almendra.


Para Celan lo que es la almendra es la nada y el todo y la nada. También es el ojo, lo visible y lo invisible. Para Celan la almendra es mística a veces y la distingue llamándola Mandorla. Para Celan la almendra también es lo que de olor puede recordar a la muerte, muerte por veneno. "El testículo de almendras atormenta y florece" afirma en uno de sus poemas. Soledad y tristeza pero también renacimiento. ¿Florecer para la muerte? La almendra como destino y principio. La nada como aquel símbolo que raramente puede ser contenido en alguna imagen, a menos que esa imagen sea una almendra.




A veces para Celan la imagen y semejanza son el nombre, el poder decir de uno, el vacío y la paradoja del recipiente que lo contiene se le presentan inextricablemente del símbolo. Así es como alguien ha unido el símbolo al nombre, precisando lo imprecisable. Pero yo leo el poema de Almendra en clave secreta, la que me guardó en un mensaje de botella el mismísimo Paul Celan para cuando mi propia Almendra existiese. Y ahora que, tras el bautizo por Mandorla la Almendra se erige autodenominándose, pudiendo ser ella  autoreferente, autonominable y existente, sólo ahora es cuando aparece el resto de su mensaje, la profecía, o sentencia, de lo amargo, del silencio, la muerte y su brazo, y del penetrar en una oscuridad a donde tenía que conducirse desde el inicio, como si no se pudiera evitar el camino, o como si los destinos pudieran existir para que los presagios se cumplan.

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