Mi tristeza es como las Fallas de Valencia.
Si tuviera que escribir sobre ella en algún poema seguramente utilizaría este símil en un momento u otro.
(Porque mi tristeza no es en blanco y negro,
sino de colores, grotesca y gigante,
no cabe en mi salón,
se festeja con ruido y hace de ciertos motivos estampas bufonescas).
Lo explico para las mentes menos avispadas.