jueves, 12 de noviembre de 2015

La infancia, su locura






La locura, el genio y el arte en la infancia de Henry Darger nos lleva a la reflexión de cómo a veces quien es considerado insignificante por la edad, tamaño y falta de experiencia puede entrañar un mundo y mientras eso sucede nadie se inquieta, todo sigue rodando como si no se ocultara una potencia tras los disfraces de seres pequeños; al contrario, la risa será censurada, los pensamientos serios impuestos. Pasar siempre de lo abstracto a lo concreto es imperativo en este mundo de adultos, sin embargo, los pensamientos infantiles están en conexión con lo original y simple, que suele ser más "creativo"(fecundo) a pesar de carecer de la artificialidad de los pensamientos adultezcos más elaborados. Una creatividad que se encuentra en algo atávico, quizá, miedos, anhelos e inspiraciones que vienen de lo hondo del ser, un recuerdo de otras vidas o de lo prístino del hombre, cuando se le despoja de todos sus afeites. Henry Darger sufrió esto en su infancia y no podía encajar, como todo lo que desconcierta e incluso molesta. No es un secreto que todo aquel que se aparte de lo convencional tenderá al sufrimiento en algún momento y esto es proporcional a lo mucho que se aparte o no; si se es un activista rebelde o si en algún momento se rinde y se somete a la masa y pueda, al fin, descansar. La locura suele ser una respuesta ante esta enajenación-extrañamiento del mundo. Locura-refugio, quizá, para quien eligió permanecer siendo niño a través de sus criaturas: las Vivian girls. Henry Darger creó todo un cosmos para ellas y sus fantasías, por eso es quien tiene la obra más infinita y casi inconmensurable con más de 15 mil páginas para un solo título. 
Quien no se refugió en la locura, pero sí combatió a los poderosos adultos, fue Witold Gombrowicz. Para entender el mundo en el que lo salvaje es auténtico y seguir las pistas de sus palabras quizá nos viene bien prestar atención a los huérfanos del art brut, como Darger, huérfano social y niño por dentro.

No estaba equivocado. La locura suele estar relacionada con los actos "inconscientes" de los que también se acusa a los niños. 

Locura e infancia. Dos términos que se intercalan en el artista Darger y que también nos vienen a la mente de forma inextricable a la palabra "genio". Es ese genio al que Gombrowicz admira y exhorta a prestarle atención como quien nos sacude para que miremos lo que llevamos delante, frente a nuestras narices, y si es posible descalzarnos y seguir el camino de la imitación. Casi recordándonos a Jesús de Nazareth diciéndonos que para entrar al Reino de los Cielos debemos hacernos como niños. Pero este reino es uno de pureza artística, de verdadero talento, lo más parecido a saviabruta en humanos de lo que podríamos aspirar... es lo que Artaud también defendería, y tantos otros sensatos no-cuerdos para el mundo. La precisión del adulto es de lo que huye el niño inconscientemente, porque no concibe un mundo de precisiones (sufriría, como ponerse piedras en sus propios zapatos ya de por sí duros, para seguir con la metáfora del calzado). Artaud rotundo, exclama: "Las gentes que huyen de la vaguedad para buscar la precisión de lo que pasa en su pensamiento, son unos cerdos" . Esto es, no hay que tener miedo al caos infantil, savia de otros mundos.