lunes, 10 de noviembre de 2014

Lilith, pesadillesco y otros demonios

Este fin de semana para mi ha sido pesadillesco.

Primero, cuestiones laborales que me hacen pensar en mi gran torpeza no apta para este mundo (siempre sigo siendo el albatros de Baudelaire).

Luego, lo otro. Y lo otro.
El segundo otro se refiere a mi baja autoestima. No caer bien es algo que me pesa y me tortura.

Pero el primer otro es lo más importante de todo.
No voy a entrar en detalles irrelevantes. El estado de la cuestión me tiene sin cuidado. Sólo me importa poder explicar la sensación que considero importante.

Cuando alguien atesora algo
cuando algo es casi sagrado
y uno lo guarda

sólo puede ser compartido con quienes no representan una amenaza
con quienes uno quiere o estima
o siquiera tolera

pero jamás con gente a la que uno odia
pues la persona a la que odiamos nunca será digna
uno preferiría que desconocidos (sean como sean) tocasen ese algo
pero jamás y por nada del mundo uno a quien odia

El que odiamos mancilla nuestro tesoro
su imagen se nos repite profanando lo que amamos
esta imagen es una imagen Grotesca:
con toda su chapucería de cuerpo entero
esos dedos regordetes acostumbrados a lo más burdo
esos ojos prosaicos y mal dibujados, posándose en lo que queremos
es una pesadilla
y no lo podemos aguantar.

Si este algo es un autor y sus versos, una pieza musical que para uno es sublime (y en la que nos hallamos), o una obra de arte que nos extasía... el choque de lo grotesco en nuestra mente nos genera arcadas.
Esa persona a la que odiamos no es digna de profanar tan altos y preciados tesoros.
Podemos llorar, es legítimo y sensato.

Este finde ha sido espantoso. Pesadillesco. Lilith me daba miedo, pero las profanaciones de mis tesoros amados es una de las más altas infamias que he podido sentir. Mucho más que el hecho de que se me pise a mi.

Lilith me das miedo
Pero no quiero cambiar.
Me pensarán desquiciada, exagerada o muy extraña por dar tanto valor a una (falsa) fruslería.
No lo es.
Nadie me dicta qué es lo que importa y qué no.
Reniego a cortarme este lado sensible en el que atesoro lo stendhálico.


domingo, 9 de noviembre de 2014

Quínua

En Perú hay una leyenda que cuenta que si comes quínua los ojos se te pondrán azules y te volverás "gringo" (rubito, blanco).

Así a los niños de hace dos generaciones les incentivaban para que se la comieran.
Ellos entonces, comían la quínua esperando un cambio milagroso de raza.

A mi mamita Alicia se lo decían, ella era de Otuzco.


He soñado con quínuas y huevos fritos.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Anoche y esta mañana

Anoche


Me acordé de mi con diez años llorando y rezándole a un santo porque creía que mis notas del colegio habían bajado. Ahora sonrío porque ese problema que se me ha quedado grabado, ya que mi cerebro lo consideró importante, es tan ridículo... y ni siquiera es un problema porque podía tomarme en serio el deber, hasta más que a mi misma. Me gustaría poder invertir mi estado actual con el de aquel entonces. Le habría sacado mucho provecho al estatismo este, seguro que habría sabido qué hacer con él.


Esta mañana


Me doy cuenta de que todo lo que estoy haciendo este mes, estas dos últimas semanas más precisamente, tienen que ver con la reflexión sobre el canibalismo. Viene y se me posa encima de los papeles y de mis ojos. Es curioso, que lo que esté leyendo e investigando sea una novela que trata este canibalismo ("El entenado", de Juan José Saer, además de otros temas trata el canibalismo... es normal que al ser un rasgo morboso de la historia se me quede revoloteando más que otros) y la serie que esté viendo ahora (cuando yo nunca veo series) sea la de Hannibal, y en las imágenes se dan platos preparados de supuesta carne humana, muy bien decorados con música de clavecín de fondo o de theremin y piezas tipo el Aria de las Variaciones Goldberg o la Balada número 1 de Chopin... El dilema de la carne es una patada a mi debilidad.





domingo, 19 de octubre de 2014

Metasueño

Mis sueños son bien definidos, siempre lo digo. Colores, lugares, espacios, dimensiones. Tienen más detalles que la arquitectura de mi cotidianidad diurna (quizá por eso a veces dudo de esta realidad). En el diálogo es más enrarecido, con esa lógica que dentro del sueño es aplastante y que cuando despierto pienso "qué pena esto para transmitirlo en nuestro lenguaje de racionales". Suelo tener meta-sueños, en los que se trata del acto de soñar en sí, mis reflexiones y mis discursos indagan en las leyes de mis sueños: anoche mientras iba en un coche hacia atrás (no conducido por mi) por un garaje de caracol pero bastante amplio, sin techo y en forma ascendente... yo pensaba en que no importaba en dónde me dormiera porque siempre al día siguiente me despertaría en la cama. ¡No importara en qué lugar del mundo acabara, lo más lejos de mi casa... porque de todas formas al día siguiente estaría allí, en mi cama! Y era de noche en el sueño, y se acercaba la hora de dormir. Dormir del sueño, despertar en la realidad diurna. Es extraño, el metasueño reflexiona sobre el sueño como si fuera una realidad distinta con sus propias reglas e independiente a ésta en la que escribo. Independiente, pero con una conexión, donde tú terminas empiezo yo y viceversa, parece decir la lógica del sueño. Pero el hecho de pensar "no importa donde acabe, siempre te despiertas en la cama" no se hacía con el tipo de pensamiento con el que cuento ahora. Se hacía con uno muy diferente, como si esos lugares fueran los de verdad y la cama como lo ajeno. No sé si me explico.

Aunque había algo de alivio en todos esos pensamientos míos lanzados al aire de las paredes de mi sueño: puedo alejarme todo lo que quiera, parecía repetirme.

jueves, 16 de octubre de 2014

Ser la mano de alguien

Quiero escribir seis entradas contando ésta, hasta llegar a final de año y, sin embargo, hay días en los que habría podido escribir sobre diferentes ideas que hoy mismo no me inspiran. Sé que habría podido escribir de una forma interesante sobre ellas, de forma que esas ideas se tornaran interesantes, pero si lo hago ahora mismo no lo serán, porque ahora mismo o no me "transportan" (al lugar de la evocación, a un sitio dentro de mí misma que podría yo analizar y señalar con colores y características casi visibles... ahora mismo no las veo) o ya están tan lejanas que mi memoria (a veces precaria) no puede transmitirlas con fidelidad. Una de esas ideas es la de no ser la mano de nadie. Quería explicar el hecho de que todas las personas que conozco que han tenido pareja han ido de la mano con esa persona en algún momento: por la calle, andando por ahí, etc. Yo no he dado la mano de nadie y no me han querido llevar así. Me ha parecido curioso, pero ahora contado desde mi situación actual de no-inspiración suena completamente anodino, como a no-trágico, completa y absolutamente desprovisto de cualquier intensidad. No es nada especial y cuando pensé por primera vez en escribir al respecto seguramente que lo hubiera sido. Hubiera creado una situación de alarma y en torno a ese hecho se habría señalizado claramente con la gravedad de un luto, de un perpetuo fallecimiento. Las veces posteriores que pensé en escribir sobre ello podrían haber hecho de ese cadáver hasta un suceso medianamente interesante. Hoy no lo es. Hoy es como si dijera que voy a una clase en diez minutos y no ha pasado nada y nadie se conmueve al respecto.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Lima

Una alegoría de mi encuentro con Lima: olvidada y aplastante.

Foto de Guillaume Lemarié

jueves, 21 de agosto de 2014

De cuando me quedo con lo esencial en un viaje

No todo lo que ha hecho el hombre suena a algo artificial.

Hay ciertas obras que no quieren competir con la naturaleza

sino que parece que nacieran espontáneamente de ella.

¿Por qué me atraen tanto las bolas de paja?

sábado, 26 de julio de 2014

Corriendo detrás de los días, con efecto retardado

Y mirándolos pasar a gran velocidad delante de mi, son trenes que se van; de repente me apetece leer a Dámaso Alonso.

<pausa>

En este blog puede constar cómo se me han pasado los días.


¡Oh!:
noches y días,
días y noches,
noches y días,
días y noches,
y muchos, muchos días,
y muchas, muchas noches.



Lo que me ha empujado a escribir son dos cosas:

1. Hay un bar que queda cerca de mi casa. Vivo en esta casa desde hace más de dos años. La zona la conozco bastante bien, vivo en esta zona desde hace más de siete años, ocho años o nueve años, fácilmente (para las fechas, para los números en general no sirvo nada); y muchas veces he pasado por esta calle. No es una calle grande ni ancha ni principal. Tampoco es una calle escondida. Hay graffitis, hay bares, hay una desembocadura que da al río (Turia, sin agua). Y uno de estos bares es este bar. Desde que vivo en esta casa paso todos los días delante y me llama mucho la atención. Día tras día pienso que me gustaría muchísimo entrar; veo la puerta, el cartel con ese nombre tan extraño que he buscado en internet y no significa nada, pero que me gusta y atrae demasiado, veo esa cara de cemento que está puesta al lado del cartel, y la ventana y puerta abierta, como de una casa polaca de campo, y el camarero señor mayor de barba gris y bigote y alguna señora mayor de vez en cuando. Escucho la música, no está mal, creo que es algo de jazz, de todas formas es música que no irritaría a nadie, y sí, creo que le pega que sea jazz a la puerta, mesas y barra de madera. Tras la ventana puedo ver un montón de lo que abarca ese bar en lo que me da de tiempo mientras paso al costado cuando salgo de mi casa o vengo después de trabajar (nunca ralentizo el paso ni me he quedado de pie delante para inspeccionar, jamás he hecho eso); y lo que veo es un bar desaprovechado (¿o no?) completamente vacío y con licores listos para servir y cervezas dispuestas a ser posicionadas... pero nada. Ni un parroquiano (¿quizá la señora? pero no, esa habla en la puerta, no entra, es una señora de paso, una vecina quizá), ni grupos de gente, ni curiosos, ni nada. Soledad soledad soledad. Pero ¿Y la música? ¿Es que llegará gente a alguna hora en la que no paso yo? Sinceramente, no lo creo. Lo que me consterna muchísimo, mucho mucho de verdad y sin exagerar, es que siento que ese bar se comporta como si estuviera activo, pero sin embargo no hay nadie. Eso me consterna y perturba y casi me emparanoia. Me digo "¡Pero algún día debo entrar!" Y no lo he hecho jamás y creo que no lo voy a hacer. Aunque me devore por dentro y me muera de las ganas: por su gran espacio, ya que es un bar  con dos alturas y no parece tener fondo; porque es bonito y porque debe ser más bonito aún todo lo que no alcanzo a ver.

2. Vi un hombre en el Kentucky. Comía pollo y miraba de reojo nuestra mesa. Fue solo a comer pollo. Imaginé que tendría una vida detrás de esa cara y esa soledad calórica. Esa cara quizá me miente una vida anodina, pero puedo imaginarle distintas versiones:

2.1 Soltero cuarentón, feo, religioso, valleinclanesco del siglo xxi, por supuesto. Vive con su madre y su tía. Se ha escapado para comer pollo crujiente. No ha estado con mujer, no le interesan tampoco. Se le ha muerto un gato hace poco, se da un pequeño capricho para olvidar.

2.2 Gran químico que no ejerce su profesión. Familia de dinero. No se casa porque no quiere, no tiene hijos. No le gusta la gente. Hace crucigramas.

2.3 Salido sexual y pervertido fetichista. Pero está en tratamiento. Por eso come pollo.

2.4 Señor normal, muy inteligente, tiene Asperger. Acaba de salir de una reunión de los síndrome de Asperger, cada uno de ellos se ha ido por su cuenta.

2.5 Solterón tranquilo de vida apacible. En proceso de adopción, papeleo para adoptar un niño ucraniano.



Las siguientes posibilidades serían rebuscadas: buscarle hijos, familia o profesión arriesgada en plan asesino o cosas así no serían la verdad, tendría sentido en una película, solamente. No miente tanto, ni el pollo ni el cuadro que había delante de mi. Y estoy segura de que no tendría hijos ni maldad. Tengo experiencia en reconocer vegetales silvestres.


jueves, 15 de mayo de 2014

La nave de los necios es Ryanair o la Biblioteca

Tras el congreso en Polonia tengo muchas impresiones, varias de ellas intertextuales, metaliterarias y líquidas.

Partiendo desde el contexto del avión, notando que siempre me toca sentarme (puesto que los asientos son de tres) con parejas. Lo curioso es que estas parejas responden a un perfil: cuarentones no casados, que se conocen del trabajo probablemente, muy melosos y cariñosos, que se comportan como adolescentes o como si estuvieran haciendo algo "furtivo"(¿quizá tienen pareja lejos de ese avión?). Suelen vestir de formas muy de mercadillo, pero no mercadillo en el que encuentras ropa tipo vintage, ya saben a lo que me refiero. Y comen muchas cosas y piden cervezas en el vuelo y se levantan para mear e incordiar. Hablan de forma muy barriobajera y con tonos de voz bastante irritantes. Suelen aparentar más edad de la que tienen en la piel de sus caras y en lo fofo de sus cuerpos; y la vida parece que los ha llevado al mismo punto, por lo que obligatoriamente tienen que estar juntos.

Es curiosísimo, pero este perfil se me repite en cada viaje. Quizá no tan curiosísimo porque viajo con compañías low-cost. Quizá es el perfil de parejas que más viajan.

Una de esas parejas me consta que eran del trabajo porque rajaban de otros compañeros durante el viaje. Hacían manitas como si estuvieran en el cine y se besuqueaban entre risas. Yo leía la revista que dan durante el vuelo e imaginaba posibles accidentes. Me gusta prestar atención a las instrucciones y observar bien dónde se guardan los chalecos salvavidas. Suelo respirar con alivio al ver que no llevo tacones (nunca los llevo) ni pendientes ni nada de esas cosas que son peligrosas antes de tirarse por la salida de emergencia, según el dibujito del manual de supervivencia.

En el congreso estaba rodeada de montañas. Ustron significa en castellano 'retiro' y es porque es una zona de balnearios, de descanso y relax. Yo imaginé la 'montaña mágica' de Thomas Mann: me gustaba sentarme en la terraza pensando que otrora estaría ahí mismo curándome de una tuberculosis. Sin embargo, la sensación se tornaba voluptuosidad al fumar mientras dejaba fluir esos pensamientos, hacerle daño a los pulmones en un lugar de descanso o purificación es una extraña forma de rendir homenaje a mis mitos. Pero créanme si les digo que se aprovecha mejor.

Los académicos pasean muchas veces muertos en vida, como zombies, como los de la Ciudad Irreal de Eliot. Es preciso cogerlos de los pies para que se detengan... alguna vez estuvieron con vida y sintieron pasión por la literatura.
A mi corazón artista le cuesta bombear con corsés demasiado ajustados, con cualquier tipo de corsés.
Sin embargo, los admiro porque cuentan con algo que yo no tengo: disciplina.

En una plenaria se habló de la locura en el teatro español. Pusieron algunas imágenes que me gustaron mucho... una de ellas era de la Biblioteca del Hospital, de Valencia. En la imagen se señalaba como 'Hospital de Valencia', tal es así que le comenté a la compañera que estaba sentada conmigo 'ahora es la Biblioteca Pública'.
Quizá muchos no sepan que ese Hospital, era un hospital psiquiátrico, el más moderno en aquel tiempo, fundado en 1409. De hecho, aquí no se le llama 'la biblioteca del psiquiátrico', 'la biblioteca del manicomio', se ha borrado cualquier relación con la locura al nombre de la biblioteca. Por eso se la conoce con el nombre de Biblioteca Pública o en todo caso 'del Hospital' (¿cuál?).
Cuántas personas van a diario a estudiar ahí, yo incluida he ido muchísimas veces durante toda esta última década. Me imaginaba que dónde quedaría toda esa carga mental desquiciada y torcida, que en un lugar así debe quedarse algo concentrado, por lo menos. Y si es posible estudiar con esa maraña sobre las cabezas... ¿La locura puede ser tan fuerte como para concentrarse en ciertos espacios per secula seculorum?

La nave de los necios, Sebastián Brant





martes, 29 de abril de 2014

Corazón gota

Cuando era niña tuve casi tuberculosis.

Mi cuerpo siempre ha sido muy débil. Mi caja torácica está bastante comprimida, ahí dentro no hay apenas espacio. Por eso, mi corazón tiene forma de gota.

Cuando me lo dijo el doctor me hizo mucha gracia. Pueden salir muchas metáforas de todo esto... si nos ponemos a pensar, los corazones en forma de gota pertenecen a gente muy delgada o cansada... o es causado por enfisemas. 

Si el corazón se ha asociado al sentimiento amoroso y ese sentimiento es cansado, es lógico que tenga una forma de gota que cae, queriéndose desprender de su centro.

Éste no es mi corazón en forma de gota, el mío es muy, muy pequeño

lunes, 14 de abril de 2014

Un bar de Folies Bergère

Es un cuadro de Manet. El cuadro que rompe con el realismo de forma sutil. A simple vista no reparamos en que hay algo oculto ahí... tenemos que empezar a observar y es entonces cuando surgen las interrogantes. Yo me siento como ambos, como la camarera de la barra y como el señor del sombrero. Estoy con los ojos mojados, pero la otra mirada que enseña mi cuerpo de espaldas dice otra cosa, dice que estoy cómoda con el señor y que incluso busco un acercamiento hacia él. ¿Cuál es la mirada verdadera? ¿La frontal o la de la derecha? ¿La del espectador que es él mismo o la del espectador-señor del sombrero?
Como señor del sombrero me siento cerca y a la vez lejos.
Como camarera me siento triste y a la vez atraída.

Todas las miradas son ciertas. Pero la tautología desconcierta y es la que disuelve todas las partículas en el aire.


miércoles, 2 de abril de 2014

se me dan mal los ejercicios de estilo

Mi amigo Daniel Munin escribe y utiliza ejercicios para no desentrenarse. Es como las señoras que hacen yoga, pero con las palabras. Yo lo he intentado cuando veo alguna estructura que parece que pueda dar de sí, pero no he podido; no siento el corset, sino que mis imágenes suelen depender de una referencia exterior y a veces no calzan en el ejercicio, no me vienen experiencias similares a lo que siento que leo, para poder plasmarlas con esas formas.

Es muy útil eso de los ejercicios de estilo, y sino que se lo digan a Queneau. Yo estoy en una fase amniótica. Quiero desentumecerme, pero sólo me sale el conflicto con mi yo actual. He intentado leer para contagiarme de la savia que fluye por las venas literarias de otros... he leído "Ante el dolor de los demás" de Susan Sontag estos días, pero me esperaba algo más lírico... no sé. Mis expectativas están ahora en lo que me conmueve, y me conmueven muchas cosas, pero tras una capa de fino papel de plástico transparente; no es un material muy chic, pero sería algo así. No da pena romperlo, tampoco. O sea que ¡quiero salir! No me quejaría en lo absoluto si pudiera salir por fin a la superficie. Esta etapa de ensoñación ya viene durando mucho... y no sé qué espero. Cuánto daño me ha hecho el absurdo.

No sé si a alguno de uds le pasa, pero olvido cosas muy importantes. "Cosas" como escritores que me han gustado, nombres de poemas, etc. No es una tontería, quizá podría ser algo trivial, pero para alguien que se dedica a esto, o cuya vida gira en torno a esto de forma constante... es un motivo para consternarse. Me he quedado con una frase "me adorno con flores muertas que continuan vivas a mis ojos" y la he usado durante los últimos años para definirme (esa y la de "odre de putrefacción quiso que fuera mi cuerpo y una ramera de solicitaciones mi alma" de Dámaso Alonso ésta última). No puede ser que ahora no sepa de qué poema viene ni esté segura de su autor. Pensaba que era de T.S Eliot, pero no la encuentro en sus poemas... ¿Y si la creé yo?

Eso quisiera, pero obviamente no es mía. Aunque si nunca apareciera su eminente autor, la reclamaré yo, y lo digo desde ya para que no aparezca otro y se me adelante.




martes, 25 de marzo de 2014

Algún día justificaré mi monotema con citas y blabla

Mi tristeza es como las Fallas de Valencia.
Si tuviera que escribir sobre ella en algún poema seguramente utilizaría este símil en un momento u otro.

(Porque mi tristeza no es en blanco y negro,
sino de colores, grotesca y gigante,
no cabe en mi salón,
se festeja con ruido y hace de ciertos motivos estampas bufonescas).

Lo explico para las mentes menos avispadas.

viernes, 21 de febrero de 2014

Solipsismo

Es lo que entraña, también, un círculo y además un ombligo.

Demasiados versos de memoria me sé para no ser parte de ello.


jueves, 20 de febrero de 2014

Trabajar en la retracción de rostros

Volver a dar un examen del pasado con la aplastante vejez del presente.

Que tu propia vida sea como una película que no has visto pero que te cuentan: "has hecho esto, esto otro..." y ser como ese tipo de borrachos que se cogen la cabeza y dicen hermosamente ingenuos en sus resacas: "no recuerdo nada de eso".

Que a quienes quieres debas dejar de quererlos porque ya no te quieren o nunca te quisieron (trabajar en la retracción de rostros, que diría Gamoneda).

Verte en una telaraña de embobamiento sin posibilidad de avanzar o de retroceder, sin margen de movimiento.

Descubrir que das vueltas al mismo círculo y que te recuerdas al rinoceronte traumatizado del circo (que murió así) y que si no sales de ahí te esperará la misma suerte. Ese círculo "esperanza" y que alimentas imaginariamente de ilusiones... pero que es la misma, inútil ilusión disfrazada de colores nuevos y trajes importados. Y te haces mayor. Y sigues dando vueltas mediodormida. Te parece objetivamente patético, pero te repites "son importados, son importados...".

Ya no me sirve nada de esto, a quién pretendo engañar.


jueves, 6 de febrero de 2014

¡No está de moda ser sartriano!

Y menos aún en el centenario del nacimiento de Camus. Es así, ahora está más de moda ser camusiano. Lo respiro a mi alrededor, lo existencialista está aún hoy en día encasillado. Creo que es muy interesante seguir cuestionándonos por lo que llamamos "existencialista". La semana pasada asistí a una conferencia en el Instituto Francés de Valencia, titulada "Albert Camus y el existencialismo" y exponía Inmaculada Cuquerella. Me gustó refrescar ciertos conceptos, ciertas lecturas, que siempre han sido de mi predilección. Que quede claro que yo era una lectora camusiana en el pasado, no hace mucho, cuando tenía unos veinte años. Pero poco a poco me he ido haciendo más sartriana. En un momento de la conferencia, Inmaculada dijo "espero que no haya ningún sartriano entre nosotros"... yo di un respingo en mi asiento, como quien se ve acorralado o descubierto en medio de alguna fechoría. Sí, lo admito. La culpa la tiene "El ser y la nada" y el NEC HERCULES CONTRA PLURES gombrowicziano. La cantidad que cae como una pesada losa encima de nosotros, ni Hércules pudo con esa multitud, ni nosotros podemos defendernos de la mirada.

Para empezar a pensar en todo esto es necesario tener en claro qué es ser existencialista. El existencialismo básicamente plantea que la existencia precede a la esencia. De aquí podemos diferenciar que hay existencialistas cristianos (Kierkegaard, por ejemplo) y existencialistas ateos (Sartre, por ejemplo). En la conferencia de la semana pasada se partió de las tres consideraciones sobre Camus: si era existencialista, si no era existencialista, y si sólo era existencialista en sus primeras obras. Cuquerella (y con ella muchos de los autores que yo he consultado, por ejemplo, Francisco Gutierrez Sánchez o Charles Moeller, el autor de "Literatura del siglo XX y cristianismo", por citar un par de muchísimos) defiende la postura del no existencialismo camusiano. Yo sabía lo que aquello entrañaba: hablar de la esperanza sobre todo. Esperanza que distingue a Camus con respecto a otros escritores de su generación y de su 'círculo'. Por eso, subrayan los defensores de esta postura, se habría distanciado de su otrora amigo Sartre. Y, por supuesto, el recalcar que Camus mismo promulgó su no adherencia a esta corriente literaria.

Cabe resaltar que el existencialismo no gozaba de prestigio en aquel entonces. Todo era llamado "existencialista". Sartre en "El existencialismo es un humanismo" apunta una anécdota muy curiosa e ilustrativa; dice que una señora cuando soltaba una grosería decía "ay me estoy poniendo existencialista". Era, pues, una marca de Caín, una vileza mostrarse existencialista. Es lo que pasa con las modas o con lo que podemos ver ahora mismo con el posmodernismo. Yo también he escuchado "eres un posmoderno" para referirnos a algo negativo. Yo misma lo he utilizado.

Me pareció muy interesante en la conferencia del otro día que se recordara el 'animismo' de la obra de "El extranjero": la naturaleza siempre presente y el protagonista dejándose llevar, en reacciones animales que le exoneraban de cualquier responsabilidad, puesto que los animalitos no tienen conciencia. Sí, es verdad, no hay un amargor de "reflexión" a lo Sartre ni profundizaciones en esos personajes que tan sólo viven, pero eso no quita que la obra nos haga o nos lleve a otras reflexiones a sus lectores. Tenemos que tener en cuenta que quienes niegan el existencialismo en Camus hacen una extensión de la persona a la obra. Está claro que sus obras entrañan una denuncia (pero el existencialismo tampoco es pasivo, lleva a la acción, como nos recuerda Sartre en su famoso ensayo) y que quieren buscar el valor de la existencia. Pero el hecho de que Camus haya sido en vida activista, un hombre comprometido, combativo, defensor de la vida, etc; no quiere decir que su obra no desentrañe los rincones más aciagos del ser. Que aporte esta importancia a la subjetividad lo hermana con el existencialismo. Y ojo que el existencialismo no es siempre sinónimo de tristeza y negatividad. El problema es que se crea esta lectura del existencialismo como plenamente acobardada y pasiva. Los temas de la obra de Albert Camus son de un gran contenido existencial y más allá del lenguaje empleado: no por decir "sinsentido" o "absurdo" vamos ilusamente a englobarlo con los de un cierto sector (aunque sí que podemos ver estos términos como claves o como pistas de lo que se está tratando, es innegable).

El dilema camusiano de que la realidad permanezca inalterable, aunque nuestros actos intenten condicionar en balde, es un dilema que junto con el de la idea de libertad, o la no pertenencia (el ser ajeno a uno mismo); se repiten en los textos existencialistas. El existencialismo habla de la moral del hombre, del hombre que se define a sí mismo y define a otros en el transcurso de su vida y no antes, y todo el sinsentido final es producto de una existencia desgraciada que se impone cuando hagamos lo que hagamos no podemos moldear la realidad a nuestro antojo. Camus lo intenta y ve la luz al final del túnel. Hace asomar la esperanza. Pero esto no tiene por qué apartarlo de su inquietud existencial, aunque nunca haya una conciencia desgraciada a la manera de Hegel, o un absurdo de espera vacía a la manera de Beckett. Por esto simpatiza tanto a los teóricos cristianos, quizá, porque a veces Camus canta a la vida.

Quizá, el meollo de todo el asunto sería la confusión con respecto a lo que se considera existencialista. Si por un lado se cree que el motor sería una angustia que lleva a la acción, o por otro lado una angustia paralizadora, estéril.
No todos los existencialistas son tristes.

Mi amado Sartre a la izquierda y su rival Camus a la derecha


Iba a acabar el post, pero acabo de leer (buscando una imagen, he leído un artículo) "Onfray se queda con Camus, y la mayoría también" y apuntan los rasgos virtuosos y combativos de Camus (antifascista, humanista, etc) y los rasgos antisociales de Sartre (orgulloso, pedante, seguro de su talento, e incluso una afinidad con el nazismo). Vuelvo a mantenerme firme: la obra por completo independiente a la figura de su autor, por favor. Sí que es necesaria la biografía para entender ciertos elementos, pero ésta no influye en mi capacidad para admirar la obra de determinado escritor. Léase Sartre, léase Céline o Vargas Llosa, da igual.

martes, 21 de enero de 2014

Otesanek y la esperanza

Conocía "Fausto" de Jan Svankmajer. He visto algunos de sus cortos stop motion surrealistas. Pero cuando vi la imagen de la mujer rubia con el trozo de tronco en sus brazos envuelto con ternura, decidí en ese mismo momento que tenía que ver la película. Afortunadamente, era fácil de encontrar. Las dos horas se me esfumaron tan rápidamente, como con los libros de historias que leía cuando era niña, me enganchó y me daba pena al acercarme al final.

Pero yo de normal no busco buenas historias que me atrapen, cuando leo libros. En películas, quizá, es otra cosa. Sé que en "Fausto" lo que encontraba era más un conjunto de sensaciones, reconocimiento ante determinadas imágenes,  y hasta vértigo en algunas escenas (las cabezas rodando por la ladera, las cabezas sobredimensionadas de los títeres, se me atragantaban en el movimiento). O el pavor y las gallinas. En "Otesanek" lo que hay es una historia mucho más normal, de personas normales, como los vecinos dicen al salir del cine que lo que quieren es ver "películas de personas normales como ellos".

Lo siento, pero voy a discrepar con casi todo el mundo y voy a decir que esta película para mi no es fantasía, o no radica en esta fantasía. Ahh pero no hablo de lo formal, el surrealismo es evidente en determinadas escenas y hace una aparición preciosa, que yo no voy a destacar. Yo voy a hablar de la carga real, interna, viva y latente de esta película.

Primero, que siento muy cercano el dilema de la esperanza y esta historia representa esa búsqueda. Pero no una búsqueda que se conforma con cualquier cosa, no, sino una búsqueda de unos personajes que crean e intentan vencer obstáculos para aferrarse a la ilusión. La ilusión es un trozo de tronco que tiene hambre.



La ilusión a veces es tan necesaria para no volverse loco y matar gente. O para vivir uno mismo sin molestar a nadie. Llenar un vacío con esa ilusión puede ser de vida o muerte.

Somos muchos los que abrazamos troncos con fervor. A veces no sabemos qué es lo que pasará cuando se despierten... pero tampoco nos importa. Es nuestro hijo y es el único que tenemos... cuando sabemos que no podremos tener nada más.

Creo que una mujer yerma (una Yerma lorquiana del siglo XXI) podría entender un tipo de ilusión así. Una mujer, un hombre, cualquiera que tenga una privación grave.

Paul Klee "El patetismo de la fertilidad"


Antes de despedirme de este post, también quiero mencionar a la niña inteligente de la peli. Creo que es la primera vez que una niñita 'sabelotodo' me cae bien en una película. Odio a la empollona de "La elegancia del erizo" y a la agridulce disforzada de "Pequeña miss sunshine". Siempre me han parecido super repelentes ese tipo de niñitas en las películas. Pero ésta es diferente. Una niña que lee de todo, con contestaciones ingeniosas y un carácter fuerte. Primera vez que encuentro un papel de niño no remilgado y divertido, con ocurrencias interesantes. Lo siento por los amantes del cine indie de colores muy fuertes y brillantes en el que prevalece el rojo ameliesco-darjeelingniesco, lo siento, pero ese gusto no es el mío.

Lo siguiente contiene spoiler de mi vida y de la peli:

Quienes me conocen dirán: "Bueno, tú siempre poniéndote de parte del monstruo blablabla". Sí, y de la sensibilidad torcida también, pero no me podrán negar que la ilusión que se desborda a ella misma y que se come todo lo demás es lo que guarda la ansiada dualidad: "poderoso para destruir/ poderoso para sostener" y eso, ya se sabe que es muy difícil de encontrar.

Por otro lado, los monstruos que se lavan las manos con cuidado, y se cepillan las uñitas antes de comer, siempre me han parecido muy simpáticos.

Yo, por mi parte, seguiré abrazando muy fuerte a mi tronco... hasta que a algún infeliz se le ocurra arrebatármelo.


jueves, 16 de enero de 2014

Nuevo

Hola, soy María Elena.
Que se haya repetido el número de entradas en el año 2012 y 2013 no es casual. Me di cuenta de que si no escribía más que una en diciembre repetiría el número 19. Así que decidí hacerle caso a ese juego.
Cuando era niña pensaba que este tipo de juegos, y el de no pisar línea en las aceras, eran retos que me proponía el demonio mentalmente, no sé por qué, supongo que por esa concepción del demonio-fauno de los bosques al que le gusta ser juguetón.

He pensado mucho en escribir. Me vienen ideas y las dejo marchar como el narrador dejaba marchar a Platero en sus cascabeleos ideales. De hecho, cuando pienso en cómo dejo marchar mis ideas me imagino siempre al burrito de Platero, contonéandose alegremente "que parece que se ríe". Era un secreto.

He decidido también, aunque no con mazo y en voz alta, que quiero confiarme mucho más en este blog, dejar constancia de que a veces existo. Hay muchos pensamientos que en mi nacen y mueren y a veces pienso que me volveré o loca o piedra. Prefiero lo de loca, así que voy a forzarme a escribir más, y esto no quería que fuera una lista de propósitos, pero es que temo mucho a lo de la piedra. Mucho mucho.

De las ideas que recuerdo... recuerdo borrosamente a dos ancianos diciéndole el uno al otro "tú me enterrarás" y no me acuerdo a qué quería llegar con todo esto... Hace poco me enteré de que no existen nichos a perpetuidad y esto me afectó-consternó de alguna forma. Con lo que yo temo a esta idea de no poder conservar esta materia terrenal por si acaso.

Me pasó como una estrella fugaz por la cabeza la idea de escribir una serie de cuentos o novela sobre una chica que trabaja de recepcionista en la consulta de un psiquiatra. Basada en mi, obviamente. Podría estar interesante si le dedicara tiempo, habría toda clase de anécdotas y mi personaje sería realmente dramático. Aunque ayer pensaba que yo no podría ser una dramaturga imparcial precisamente por mi carácter dramático. Hay que ser neutro para poder 'hacerse' dramático, no venir así de nacimiento. Creo...

Y también le debo un texto a la apatía que me está destruyendo. Y a las ilusiones que cuando se alejan te dan con la cola en la cara (ilusiones de piel suave y mojada como los reptiles, con colas largas y amarillas que zas zas zas).

Sigo con mi afán recopilador y ahora he puesto en dropbox algunos de mis cuentos de hoy y siempre, no están todos los que tengo, pero quizá los más presentables (formalmente hablando puede que encajen más en la concepción de 'cuento', mis otros textos son garabatos que se basan casi exclusivamente en mis sueños). Están puestos de más viejo a más nuevo, empezando con lo de los directores de orquesta, obsesión juvenil, y terminando con uno de hace un año o así, que no aprecio tanto, pero que tiene ideas marielenescas:

https://www.dropbox.com/s/mxdtwmzrdm89kqh/director%20de%20orquesta.doc
https://www.dropbox.com/s/ooupyimuud29zvw/cartasdeuntalfunes.doc
https://www.dropbox.com/s/ola1u8e1bd2ut8p/epifania.doc
https://www.dropbox.com/s/gjv5ybz0qzzbn4v/nomatofilia.doc
https://www.dropbox.com/s/6eg4hfuyccrn3w3/Ojo%20de%20cabra.doc