Abriles que se vuelven perezosos, de un viento poco primaveral, abriles que ni Eliot hubiera imaginado de crueles, que ocultan treinta días de tedio anaranjado, cénit permanente, y que pasan sin pena ni gloria buscando una venganza como quien se toma un té porque no le gusta el café. Las mariposas han abandonado a abril hace tiempo y los almendros ni te digo. Abril es el mes de la procesionaria y sus gusanos, abril se ha hecho explícito.