jueves, 27 de septiembre de 2012

El Can

Así le llamo al demonio. Ocurrió hace unos pocos años ya, cuando tuve un sueño. Yo ya había soñado con el demonio varias veces, desde que era niña, y lo había soñado en sus distintas formas: humanas, animales, espectrales, etc. Es normal, porque el demonio es proteiforme. Con prestar atención podía ver al demonio agazapado entre sueño y sueño: en forma de un gato debajo de la mesa de la cocina, o de un señor calvo que sale de una nevera y que de repente es resguardado por unos sultanes... el demonio aparecía así en mis sueños de la infancia.

Cuando leía y veía dibujos de/sobre William Blake (como el de aquí arriba) ya era mayorcita y ya no le tenía miedo al diablo mayor ni a los secuaces del diablo mayor, llamado Lucifer. No hay que confundir al Can con el can Cerbero, esa es otra historia. La historia del Can ocurrió en un sueño, cuando se me presentó el demonio en forma de señor formal y me dijo que estaba enemistado conmigo, pero que podíamos recuperar nuestra amistad si me leía el Cándido de Voltaire. A continuación añadió: "que es lo mismo que decir el Can". Y desapareció.

A la mañana siguiente yo tenía una excursión del Máster de Artes escénicas y documentación teatral. Fuimos al museo de las Rocas. Ahí tienen las carrozas que sacan en las fiestas del Corpus desde hace mucho tiempo. En determinado momento, nuestro profesor, nos acercó hacia la que era la más antigua y sin duda, más interesante. Era una carroza toda roja, con un hombre en la parte de arriba, sufriente, a su alrededor algunas placas con los nombres de los pecados capitales. El hombre de arriba representaba al ángel caído y ese era el carro alegórico que lo representaba. La placa principal, la de enfrente, tenía una inscripción que ponía:

"Ladre con su furia el Can".

Así es como nació mi historia sobre el demonio y sus caminos para mostrárseme.




miércoles, 19 de septiembre de 2012

Walt Whitman y la neurociencia

Porque podía haber puesto en el título el nombre de cualquiera de los mencionados dentro del libro... o no, o Proust era quien había desencadenado en él toda esa digresión de letras y neuronas. Jonah Lehrer es un jovencito un año mayor que yo que ya ha publicado tres libros divulgativos y ha trabajado en el laboratorio de un Premio Nobel... Este libro que quiero comentar es el primero que editó (en el 2007) y se llama "Proust y la neurociencia". Muy bien, Proust tiene gancho. Aunque recuerda un poco a aquel título de "Más Platón y menos Prozac", a lo mejor no es una coincidencia. Los títulos tienen trucos.

Me ha gustado. Es curioso, porque nunca leo libros que tengan que ver mínimamente con ciencias o con cualquier cosa que no sea literatura, así de estrecha voy por la vida. Pero, la lectura combinaba muy bien los aspectos literarios con los científicos. Además, esta obra es susceptible de ser valorada por quienes son defensores de las artes cuando sienten que son atacados por la aplastante objetividad.

Me explico mejor. Este libro postula que la ciencia no es el único camino para llegar al conocimiento y que en algunas ocasiones el arte se puede adelantar. Para ello, el autor ha recogido a un puñado de celebridades del tamaño de Proust o Cezanne para ilustrar ciertas teorías científicas. Como muestra, voy a contar lo que dice de Walt Whitman y de Proust.

Walt Whitman es un poeta sobretodo sensual. Fue polémico precisamente por este aspecto, por no hablar del cuerpo como de una parte, ya que no podía escindir la esencia "espiritual" o "mental" de lo orgánico. Para Whitman solo se podía hablar de un todo, el organismo funcionaba conjuntamente y los sentimientos no se originaban aislados.
Finalmente, se ha podido comprobar que los sentimientos surgen precisamente del cuerpo, empiezan en la carne. Una teoría que en tiempos del poeta era bastante rara. Incluso su amigo Emerson era reacio a que pregonara por medio de versos sus ideas del bucle corporal.
Whitman colaboró asistiendo a enfermos en la guerra. Muchos de ellos, amputados, seguían sintiendo sus miembros. Este tipo de testimonios pasaban desapercibidos a finales del mil ochocientos.

Proust, según lo que plantea Lehrer, se adelantaría al descubrimiento de la falibilidad de la memoria. En tiempos del escritor, los recuerdos se pensaban como libros viejos con polvo guardados en una anciana biblioteca, pero intactos. No es así. Se ha comprobado que el recuerdo siempre es engañoso y que el acto de recordar mismo puede modificar un recuerdo. Pero en aquella época no se estudiaban los priones (hay una relación entre este tipo de proteína y la memoria a largo plazo). Además, otra de las grandes ideas de Proust fue que los sentidos del olfato y el gusto tenían la preponderante carga memorial. Efectivamente, estos sentidos son los únicos que enlazan con el hipocampo, el centro de la memoria a largo plazo del cerebro.

Este libro que estoy reseñando también tiene unas citas muy bonitas:

"¿Cómo podemos aprender la verdad pensando? Como quien aprende a ver mejor una cara dibujándola" -Ludwig Wittgenstein.

"El poeta escribe la historia de su propio cuerpo" -Henry David Thoreau.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Infaustas

Acabo de cambiar la dirección de este blog, porque me parecía que era muy larga y complicada. Intenté llamarlo simplemente 'infausta' como las direcciones de mis cuentas de correo, pero ya estaba cogido. Tuve curiosidad por ver el blog llamado 'infausta' y resultó que era mío, muy antiguo, un blog que tuve en el 2002 y, aunque dejé de escribir ahí al año o poco después de un año, tardé en cerrarlo hasta el 2008, fecha en que me di cuenta de que aún estaba activo. Así que me dio pudor de que estuvieran esas palabras adolescentes circulando impúdicas por la red y quise tomar medidas. Sin embargo, como yo no soy muy buena con las cosas digitales, no lo pude cerrar y sólo borré las entradas y comentarios, algo que me costó mucho tiempo porque tenía varias entradas y muchos comentarios (en aquella época estaba muy de moda escribir en blogs).

He recuperado aquel blog, lo he vinculado junto con éste y además le he quitado el dominio 'infausta' para dárselo al que uso ahora y a ese lo he nombrado "blog antiguo de infausta". Por supuesto, está vacío, sólo tiene el título y explicación. Conservo los huesos porque me da pena borrarlo para siempre y más aún ahora que lo he recuperado.

Ahora, ya que estamos en el tema, haré un homenaje a las infaustas. Creo que son aquellas mujeres atormentadas o demasiado pasionales para la vida de los comunes. En estas mujeres que he seleccionado destaco la fuerza, la creatividad, la capacidad para sentir hasta el límite y el halo de misterio que las envuelve.

Mi primera seleccionada es Lucía Joyce, con su danza y su amor por Samuel Beckett:


La siguiente es Clarice Lispector, la de los cuentos salvajes, cigarros y cicatrices:

Otra infausta en la mirada es la Condesa de Noailles, musa de pintores, entre ellos Zuloaga, inspiración de intelectuales y amiga de Proust:

Camille Claudel, la hermana del poeta Paul Claudel, escultora discípula y amante de Rodin, infausta de treinta años de manicomio:

Una infausta por ser diferente y de una creatividad rompedora y, para mi, reconfortante. Judith Scott, abrazando a su obra:

Estas mujeres son las verdaderas infaustas. Las que tienen la mirada triste y no sólo unos ojos tristes.

martes, 11 de septiembre de 2012

El Cuarteto de Alejandría

Hace ocho años escribí un texto de un par de páginas que pretendía resumir mis impresiones sobre el Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell. Lo acabo de encontrar, de leer y me ha hecho recordar algunas imágenes de la historia tal cual se me representaba como cuando la leía. Es grande la obra de Lawrence Durrell, la capacidad para reunir tantas impresiones para cada uno de sus personajes, pero es que no les adjudica caracteres ni atributos, sino que con cada uno de ellos crea un mundo y encima nos los despliega unos al lado de otros para que intentemos conformar con todo ello una realidad. Así de compleja es más real, nos podemos hacer una idea de la enorme dimensión que puede tener la realidad social, política y vivencial. Creo que si intentáramos hacer una novela que abarque las miradas y que al mismo tiempo profundice en ellas y cree al Mundo, Lawrence Durrell podría estar cerca de conseguirlo.

Me gustaría leer el Quinteto de Avignon. Aunque por lo que he leído no fue tan famoso ni tuvo la repercusión que el autor deseaba... Sin embargo, se habla de la madurez de esa obra y que es apta para mayores de cuarenta. Interesante. Yo leí el Cuarteto con veintidós... y me cambió en gran parte. Sobre todo el componente esotérico, fue el primer paso para leer a Paracelso, Blavatsky y preocuparme por lo arcano y místico en los escritores que había leído y me gustaban como Pessoa o Joyce.

Pero el Cuarteto rebosa sensualidad. Creo que no he leído obra más simbolista. Voy a poner aquí el texto que escribí, pero por lo que he visto lo hice como muy expresionista de brochas rápidas y gruesas, en cada una de ellas hay cientos de páginas de Durrell... Primero una foto de Alejandría como es ahora:



Sólo la ciudad es real. Alejandría, como un personaje más, sería una vendedora expulsada del templo, Alejandría esconde a los seres elementales de la naturaleza, ávidos a la vista de un Balthazar, de un Da Capo. El agua envuelve una Alejandría de vapores, de telas transparentes, de exhalaciones. Una guerra no paraliza Alejandría, una guerra sólo cambia a sus habitantes. Pueden convivir muertos con personajes proteiformes -los únicos que pueden habitar Alejandría- en forma de muñecos baleados, suplen la función de maniquíes decorativos. Todos los personajes son capaces de sentenciar, de profetizar, de trascender después de su muerte (¿hasta qué punto Darley es sólo un mero espectador, literario y todo, pero sin la magia, como si ésta lo deslumbrara sin salpicarle?) porque han convivido con lo oculto, ya hablemos de los mistagogos de Balthazar, como de cualquier habitante de a pie que te recita la solemnidad y te lleva a suburbios pútridos de la mano… Así, Naruz, fealdad pura, por medio de su amor desbocado (y sólo las pasiones son de tal forma bendecidas en Alejandría) puede encadenar a Clea, aún después de su muerte. El fusil arpón con el que sólo Naruz cazaba grandes peces en su isla le fue transmitido a su amada, como en rito esencial. Scoob pudo haberlo predicho. Naruz nadaba siempre “esperando al gran pez”. Clea artista, arponeada en la mano que era su vida, vida que reclamaba Naruz. Mano que regeneraría Amaril, amado por Clea, amante de Semira, cuya nariz fue ideada por Clea. Historias como las de “Chico busca chica”, le dijo Pursewarden al Amigo Asno, sólo eso, el resto lo hará la intersección de las historias en el continuum más la verdad que se cuela de fondo. Y le regaló la idea. Pero Pursewarden se aparta de nosotros, esquivo le vemos el perfil más calculado, forma que se ha creado tras una ardua imaginación. No es justa, concluye Darley, la visión que nos había estado mostrando de Pursewarden. Escritores en Alejandría: Pursewarden, el escritor consumido; Darley, el desapercibido, el modesto; Arnauti, el invisible; ¿Keats?; Cavafis, “el poeta de la ciudad”. Pursewarden, continúan todos, era un escritor romántico, era un escritor, sucumbió por falta de coraje, se quiso salvar, no debería ser juzgado, era frío, se liberó de la carga, nos abandonó, ¿lo ve, Mountolive?, cara de yeso, ironía y nada más. Y se equivocan todos. Pursewarden con Liza en Egipto o en Perú, soñando un reinado, orfandad de Plutarco, autosuficiencia y legitimación, de profecías, del “extranjero moreno”, de amor puro. Y entonces se atisba al verdadero Pursewarden, pero no se le pregona, las cartas son la vida misma, lejos de cualquier literatura. Primero la persona y después el escritor. Y su risa de conocimiento. Sin dejar a Liza hasta el final, pero habiendo asumido ambos la llegada del extranjero moreno, Mountolive, quien llega a ellos por Leila y Leila también decide retirarse como se retira Pursewarden, ante el silencio de Mountolive, decisión reflejada en cartas a Balthazar, porque ella y Mountolive el diplomático ya estaban a años luz, desde el episodio del encuentro en el coche, sin el velo, tras los años. Entonces las retiradas se dan en cartas y de forma desinteresada, sin odios, resignación y muertes sin pena por la Oscura Golondrina. Ni Nessim, antiguo amor incestuoso, como es llamado el amor de Liza, tintada de negro para alejar la culpa, tras el pecado original de la muerte de su hija, como el final del cuento. Pero el amor de Nessim y su madre es de bellezas, se agota como se agotan éstas, y el poder gana en Nessim, y la conspiración aturde a la madre, quien tras las viruelas es más madre de Naruz, el animal, que otrora lo era de Nessim. Las bellezas perdidas, la belleza de aceituna de Justine, de judía misteriosa, subyugadora, pero joven y tersa, reaparece en una Justine de párpado caído, perfumes asfixiantes y maquillajes estridentes, acompañada de maneras histéricas y de últimas opciones. La belleza de Leila, capaz de cautivar a jóvenes estudiantes, hermosa como lo es Nessim, picada de viruelas en el momento justo de la decisión del reencuentro, ataviada entonces con tules negros, Leila mayor, irreconocible, en el coche de Mountolive, oliendo a licor, con imagen de señora corriente, también perdiendo la compostura, ambas entregándose como prendas de segunda mano, perdiendo cualquier recuerdo de majestuosidad. ¿Es posible la conversión en señora cuando se ha sido princesa?. La belleza de Nessim, sin un ojo, sin un dedo. La convivencia de Nessim y Justine, fundamentada en el poder, como lo que alimenta a Justine: lo que hizo con Darley, con Memlik, su sonrisa de llevar otra vez las riendas de otro ser. Los hombres sabios como Balthazar, corrigiendo a los hombres incautos como Darley, que creen en el amor que se les da cuando no toman la distancia necesaria para ver la apariencia de lo que es, esas migajas. Hombres sabios como Scooby, con apariencia de travestis, con manías indecentes, inconscientes, con hábitos dudosos y clandestinos, con doble vida. Pero Tiresias, al fin y al cabo. Y santo. ¿Como lo sería aquel viejo sabio que llevó de la mano al aterrado Mountolive para una revelación?... niñas vendiéndose como hadas malas, entre ellas la hija de Justine, secreto disimulado porque el papel esperanzador le permitía seguir con sus intereses, con la Justine que era fuerte, obstinada, la Justine que fue borrada de un plumazo por Pursewarden, “seguro que te gustó” y déjate de compadecerte como excusa. Él único que la leyó también del revés. La alta sociedad, los precios de la alta sociedad, las apariencias de la alta sociedad. Que conllevarían también los recluimientos, los paseos nocturnos de Mountolive, en lo ancho de su embajada. Pero no todo es soledad para los incapaces, también hay promesas prístinas (extranjero moreno) con ciegas cual estatuas frías, manos ávidas. Mujeres sin nariz en la confusión de bailes de máscaras, y mujeres embarazadas para hombres antes viciosos y ahora regenerados en el lapso que dura el amor. Hasta que la muerte los separa, la tragedia, el azar, así como los unos adquieren prótesis para sus carencias, otros, completos, son mutilados. Y Pombal se restriega a Fosca en forma de polvo, por la cara, y cava un pequeño hoyo para no gritar. Y como los amores dan sus frutos, con los amores mueren los frutos. O también puede decirse, con los homúnculos, caen sus dueños. Algunos de estos seres influencian a los hombres según sus cualidades; los vigilan, aumentan y excitan sus faltas, hallan excusas a sus errores, les hacen desear el éxito de sus malas acciones, y gradualmente absorben su vitalidad. Fortifican y sostienen la imaginación en las operaciones de hechicería, algunas veces hacen predicciones falsas y dan oráculos erróneos. Si un hombre tiene una imaginación fuerte y mala, y quiere dañar a otro, estos seres están siempre prontos para ayudar en el cumplimiento de su objeto”. Estos seres pueden hacer que sus víctimas pierdan la razón, si son demasiado débiles para resistir a su influencia. “Una persona sana y pura no puede ser obsesionada por ellos, porque tal Larva sólo puede obrar en los hombres si éstos le dan lugar en sus mentes. Una mente sana es un castillo que no puede ser invadido sin la voluntad de su dueño; pero si se les permite entrar, excitan las pasiones de los hombres y mujeres, crean malos deseos en ellos, producen perversos pensamientos que obran dañosamente en el cerebro; aguzan el intelecto animal y sofocan el sentido moral. Los malos espíritus obsesionan únicamente a los seres humanos en quienes la naturaleza animal prepondera. Las mentes que están iluminadas por el espíritu de verdad no pueden ser poseídas; sólo los que son habitualmente guiados por sus propios impulsos inferiores pueden ser sujetados a su influencia. Los exorcismos y ceremonias son inútiles en tales casos. La oración y abstinencia de todos los pensamientos que puede estimular la imaginación o excitar el cerebro son los únicos remedios verdaderos”. (“De ente Spirituali.”)

Y las islas, Grecia refugio, reflexión, recapitulación. La isla de Naruz, sortilegio, fosforescencia, nado de vida entre muertos. La encantada Alejandría detrás, tormentas, bombas, calor espeso que se puede tocar. El futuro en Italia, en Francia, Clea y Darley reencontrándose, Balthazar sorprendiendo, Da Capo mago, Nessim y Justine en una conspiración aún más poderosa. La sangre de los coptos, la que guarda sus testimonios como pinturas rupestres, llorando la memoria del muerto poniendo de luto no sólo las caras, rasgándose los vestidos, sino también a los cuadros, los sillones, las mesas boca abajo, las vajillas que se rompen, la casa entera. La hija de Nessim y Melissa, rehusando el nombre de Justine. La hija de Mountolive, huyendo de esos ojos de estatua.
Ninguna relación entera, sólo una parte de Clea para Darley. Darley intentando reconstruir de forma mental, las palabras de Pursewarden en sus cartas a Liza, como una obsesión… pero que dirían lo que no se puede literaturizar.