jueves, 13 de junio de 2013

Oda a la confusión

Quien no se interroga, no duda y por tanto, no piensa.
¡Líbrame de tener claros pensamientos
y líbrame de un camino definido!

La duda, motor de la filosofía.
La tribulación, asiento del existencialismo.

El hombre práctico querrá encasillarse en lo que ve. Asumirá lo que venga con una sonrisa.
El hombre contemplativo se confundirá a sí mismo mil veces para no definir nada nunca. Las definiciones no se hicieron para el que ama sólo a las preguntas.

Confusión es el nombre de la obra teatral que interpretamos con la vida.
Aunque a veces nos olvidemos de que no somos más que máscaras.

Y esto no es una cara