jueves, 16 de octubre de 2014

Ser la mano de alguien

Quiero escribir seis entradas contando ésta, hasta llegar a final de año y, sin embargo, hay días en los que habría podido escribir sobre diferentes ideas que hoy mismo no me inspiran. Sé que habría podido escribir de una forma interesante sobre ellas, de forma que esas ideas se tornaran interesantes, pero si lo hago ahora mismo no lo serán, porque ahora mismo o no me "transportan" (al lugar de la evocación, a un sitio dentro de mí misma que podría yo analizar y señalar con colores y características casi visibles... ahora mismo no las veo) o ya están tan lejanas que mi memoria (a veces precaria) no puede transmitirlas con fidelidad. Una de esas ideas es la de no ser la mano de nadie. Quería explicar el hecho de que todas las personas que conozco que han tenido pareja han ido de la mano con esa persona en algún momento: por la calle, andando por ahí, etc. Yo no he dado la mano de nadie y no me han querido llevar así. Me ha parecido curioso, pero ahora contado desde mi situación actual de no-inspiración suena completamente anodino, como a no-trágico, completa y absolutamente desprovisto de cualquier intensidad. No es nada especial y cuando pensé por primera vez en escribir al respecto seguramente que lo hubiera sido. Hubiera creado una situación de alarma y en torno a ese hecho se habría señalizado claramente con la gravedad de un luto, de un perpetuo fallecimiento. Las veces posteriores que pensé en escribir sobre ello podrían haber hecho de ese cadáver hasta un suceso medianamente interesante. Hoy no lo es. Hoy es como si dijera que voy a una clase en diez minutos y no ha pasado nada y nadie se conmueve al respecto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario