¿Es malo que me sienta identificada
con esta película?
Es una película hermosa.
Me gusta cómo sabe contar una historia
que parece drama y vamos descubriendo que las imágenes que surgen
alrededor de sus protagonistas son la alegoría de una distopía
interior, la de mi vida, quizá, en la que los demás pertenecen a
una raza diferente a la mía y sólo me doy cuenta cuando encuentro a
un ser especial, justo como yo, forjados por una mitología
inexistente, pero que nos hace cuestionar la realidad de la
cosmogonía científica y como-debe-ser.
Es inquietante descubrir que pueden
representarte con un exterior amorfo, lo supuestamente amorfo no lo
es tanto. Según qué parámetros. ¿Y si en mi propia realidad lo
sucio significara limpio? ¿Y si se supone que debería de haber
estado comiendo gusanos? Lo mismo pasa con el alma.
Puede que desde Freaks de Todd Browning
no me encontrara con lo monstruoso tomando venganza frente a lo
canónico de la forma en la que Border lo hace. “Para que sientan
lo que nos hacen a nosotros”.
Todos sabemos del discurso sobre la
alteridad y el miedo que el Otro ha representado para lo imperante.
Un ejemplo típico es la amenaza que representaba ese otro, indígena,
cuando aparecieron nuevos mundos. Miedo es la base para la
construcción de todo ese discurso. El miedo al diferente lleva a la
mayoría a segregarlos y al final... esa posibilidad de que exista un
grupo de “otros” en algún paraje no imaginario puede significar
algo lo más cercano a la esperanza.
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