miércoles, 29 de octubre de 2014

Anoche y esta mañana

Anoche


Me acordé de mi con diez años llorando y rezándole a un santo porque creía que mis notas del colegio habían bajado. Ahora sonrío porque ese problema que se me ha quedado grabado, ya que mi cerebro lo consideró importante, es tan ridículo... y ni siquiera es un problema porque podía tomarme en serio el deber, hasta más que a mi misma. Me gustaría poder invertir mi estado actual con el de aquel entonces. Le habría sacado mucho provecho al estatismo este, seguro que habría sabido qué hacer con él.


Esta mañana


Me doy cuenta de que todo lo que estoy haciendo este mes, estas dos últimas semanas más precisamente, tienen que ver con la reflexión sobre el canibalismo. Viene y se me posa encima de los papeles y de mis ojos. Es curioso, que lo que esté leyendo e investigando sea una novela que trata este canibalismo ("El entenado", de Juan José Saer, además de otros temas trata el canibalismo... es normal que al ser un rasgo morboso de la historia se me quede revoloteando más que otros) y la serie que esté viendo ahora (cuando yo nunca veo series) sea la de Hannibal, y en las imágenes se dan platos preparados de supuesta carne humana, muy bien decorados con música de clavecín de fondo o de theremin y piezas tipo el Aria de las Variaciones Goldberg o la Balada número 1 de Chopin... El dilema de la carne es una patada a mi debilidad.





5 comentarios:

  1. Estoy completamente de acuerdo con la primera parte de tu artículo. yo no empecé a preocuparme por las notas hasta un poco más tarde, pero luego lo hice de manera obsesiva, y creo que desperdicié gran parte de mis energías y de mis mejores años en algo que ahora veo absurdo, y de lo que me arrepiento. Pero de pequeño uno se deja guiar por los mayores y tiene una vissión de la vida diferente. Ahora hay que tratar de aprovecharla mejor.

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  2. En realidad, con la frase que he puesto en otro color, señalo justo lo contrario. Me gustaría recuperar aquel sentido del deber, que se impone más que uno mismo, más que cualquier cosa. Creo que ese estado me hubiera servido mucho en el momento de ahora.

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  3. Ya, bueno... Eso me dejó trastocado. Lo entendí así, pero no acabé de comprenderlo. Por eso lo interpreté a la inversa. Por qué tanta responsabilidad? Por qué tanto deber? Eso son errores de la sociedad que matan la vida.

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  4. No hay que asociar el deber al que me refiero como responsabilidad, no necesariamente. El enfoque es lo que cambia, no lo veo como algo de cara a la sociedad, sino de cara a uno mismo. Un elemento alienante. Desgranado de esta forma, ya no tiene tanta gracia como en el fragmento de mi entrada, pero ya que eres la única persona que me sigue atentamente, me tomo el trabajo de explicarte punto por punto ;)

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  5. Me cuesta seguirte. para mí toda la responsabilidad está ligada a un deber. qué necesidad tienes de reglas, de atarte a estructuras fijas? bulle de horarios y que nadie ni nada más que tus pautas.

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