sábado, 3 de octubre de 2015

Romances y canciones populares antiguas (segunda parte)

Cuando era chiquita, con tres y cuatro años, mi abuelita Eva me enseñaba canciones que ella misma aprendió cuando era niña (nació en el año veintinueve, así que sería en los años treinta). Las cantaba yo en fiestas de cumpleaños cuando hacían concursos y de esa forma gané algunas colecciones de cuentos que me gustaban muchísimo (una de esas colecciones tenía las portadas con una parte de holograma 3d que se movía y cambiaba de imagen). Antes de aprender a leer me gustaba mirar largo rato las imágenes de estos cuentos, mi madre dice que me gustaba especialmente la página en la que salía el escudero probándole el zapato que había perdido la Cenicienta, y que no quería que me cambiaran de página y quería esa. Creo que era por la cara del paje ese, los vestidos que llevaban ahí, el contraste con el vestido de la Cenicienta y el zapato de cristal en sí mismo. Las imágenes eran como fotografiadas de muñecos de tela reales y al tener tantas texturas era apasionante quedarse mirando y completar la historia mentalmente.
Pues, las canciones las recuerdo perfectamente y ayer, treinta años más tarde, las he vuelto a cantar con mi abuelita. He buscado por internet y no he encontrado referencias a la del señor Merengue, pero para la del señor don Gato hay algunas versiones diferentes a las que me enseñó mi abuela.
También me tarareó una canción japonesa que le enseñaron en el colegio, pero sería imposible buscarla, porque es algo así como po-po-po...
Es muy interesante preservar la tradición oral... anotármelo por aquí para no olvidarlo y cantar las melodías a mis sucesores.

Estaba el señor don gato sentado en su tejado
calzando medias de seda y zapatito calado
pasó la señora gata con sus ojos deslumbrantes
el gato por arañarla cayóse del techo abajo
rompióse media cabeza y descontorsóse(?) el brazo
llamaron a los doctores y también a los escribanos
y así murió el pobre gato diciendo miau miau.

Me dicen Merengue yo no sé por qué
si es por mi elegancia o por mi chaqué
cuando voy al cine todos me gritan en ovación:
"adiós Merengue por tus ojitos
y tu figura, tu maniquí,
tus bigotitos y tu carita
de alta moda a lo marchí".

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